Trump sacude al Brent
“Bobby, déjame el petróleo a mí. Tenemos más petróleo que cualquier país del mundo. Más que Arabia Saudí. Más que Rusia. Bobby, mantente alejado del oro líquido.” Con estas palabras, lanzadas entre bromas durante su discurso de victoria electoral, Donald Trump dejó clara su postura sobre los combustibles fósiles y el papel que tendrán en su gobierno. El mensaje, dirigido a Robert F. Kennedy Jr., quien además de ser una figura clave en su administración ha sido un abogado ambientalista por décadas y ha demandado a empresas contaminantes, revela con claridad las intenciones de Trump respecto a la industria petrolera.
El regreso de Trump a la Casa Blanca provocó este miércoles fuertes movimientos en los mercados financieros, impactando las bolsas, las divisas, los bonos, e incluso las proyecciones sobre los tipos de interés de los bancos centrales. No obstante, el precio del petróleo mostró mayor estabilidad. Aunque inicialmente sufrió una caída debido a la fuerte revalorización del dólar, el barril de Brent –referencia en Europa– recuperó rápidamente el terreno perdido y apenas registró cambios, manteniéndose en torno a los 74 dólares. Sin embargo, la política energética del país parece a punto de cambiar: el programa de Trump establece como objetivo que Estados Unidos cuente con la energía más barata del planeta. Para ello, sugiere “liberar las enormes reservas de oro líquido en terrenos públicos de Estados Unidos”.
Según los analistas de Citi, estas medidas podrían llevar a una fuerte caída en el precio del petróleo. “Es probable que un segundo mandato de Trump mantenga los precios bajo presión en 2025. Nuestra proyección para el precio promedio del Brent es de 60 dólares por barril”, indican en un informe. Esto implicaría una disminución del 20% con respecto a los precios actuales, atribuyendo esta posible bajada al impacto de los aranceles, a un posible incremento de la oferta de la OPEP+, y a una política fiscal más favorable para el sector energético.
El programa de Trump también arremete contra las políticas de su predecesor, Joe Biden, a quien acusa de frenar los contratos de perforación en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico (ANWR) en Alaska, una de las mayores reservas petrolíferas del país. Cabe destacar que en esta zona opera la española Repsol, que en 2017 anunció haber hecho el mayor descubrimiento de petróleo en suelo estadounidense de las últimas tres décadas.
Más permisos
Entre las medidas que propone, Trump planea acelerar la aprobación de permisos de perforación para aumentar la producción de petróleo y gas natural, aliviar lo que denomina “las asfixiantes alzas de impuestos de Biden a los productores de petróleo, gas y carbón” y reabastecer las reservas estratégicas de crudo. “Para mantener el ritmo de la economía global, que depende de los combustibles fósiles en más de un 80% de su energía, el presidente Trump will drill, baby, drill” (perforará, nene, perforará), reza su programa, recurriendo al popular lema que invita a explotar los recursos energéticos de suelo estadounidense. El director ejecutivo de la empresa de servicios petrolíferos Canary LLC, comentó a Bloomberg: “Vamos a ver una mayor venta de concesiones en alta mar, un impulso al movimiento de oleoductos, fracking en terrenos federales y una orientación clara hacia la reducción de los costos energéticos para los consumidores”.
La lógica del mercado sugiere que un incremento de la oferta de petróleo tiende a reducir los precios, aunque entran en juego otros factores. Un analista independiente señala que, al ser Europa una importadora neta de energía, podría beneficiarse de precios más bajos en el petróleo estadounidense, pero un incremento en la producción también supondría un desafío para sus políticas de transición hacia energías limpias. “Para la OPEP, también representa una amenaza directa: con más crudo en el mercado, los precios podrían bajar aún más, obligando a la OPEP a recortar su producción para evitar una caída de ingresos significativa”, explica.
El tamaño de ese posible recorte de producción, en caso de implementarse, sería clave para la dirección de los precios globales. Además, para los compradores internacionales, influye otro factor importante: la evolución del dólar, la moneda en la que se efectúan las importaciones de petróleo y que, tras la victoria de Trump, se ha fortalecido significativamente frente a otras divisas.
Riesgo geopolítico
La cuestión geopolítica también desempeñará un papel crucial: si Trump impone sanciones más severas a Irán —del cual China adquiere el 13% de su crudo— en respuesta a su programa nuclear, el precio del petróleo podría elevarse, al menos en teoría. ING estima que una aplicación más estricta de sanciones podría comprometer el suministro de más de un millón de barriles diarios, aunque advierte que la fortaleza del dólar sería un factor bajista para el crudo y las materias primas en general. En esta línea, los analistas de UBS señalan que el impacto de Trump en el mercado petrolero sería mixto: los riesgos geopolíticos presionarían al alza los precios, mientras que el aumento de la oferta, la menor demanda debido a los aranceles, y un posible alto el fuego en Ucrania ejercerían una influencia a la baja.
El enfoque de Trump en reducir los costos del combustible y la electricidad en EE.UU. podría tener repercusiones negativas para Europa. El director de Estudios Económicos en la IESEG School of Management en Francia, advierte: “La brecha entre el costo de la energía en EE.UU. y Europa se ampliará, afectando a los fabricantes europeos. La industria europea perderá competitividad y cuota de mercado, lo cual aceleraría la desindustrialización en Europa y resultaría en pérdidas significativas de empleo”.
Además, no se debe subestimar un posible efecto de arrastre: si EE.UU. reduce las regulaciones ambientales, otros petroestados y economías en desarrollo con reservas de combustibles fósiles, como Nigeria, podrían seguir su ejemplo. Esto podría provocar una reducción de precios, pero también un incremento de las emisiones contaminantes. La Agencia Internacional de la Energía ya ha advertido que para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas de carbono en 2050, es esencial detener la exploración de nuevos yacimientos.
Donantes
Durante la campaña, Trump ha recibido generosas contribuciones de la industria petrolera. Aunque oficialmente la cifra se sitúa en 75 millones de dólares, se estima que el monto real, al incluir fondos de inversión del sector, pequeñas empresas y otros interesados, es considerablemente mayor. Sin embargo, queda lejos de los 1.000 millones que Trump solicitó durante una reunión en agosto con algunos de los altos ejecutivos de este sector. El dinero en juego es significativo. Según un estudio del Fondo Monetario Internacional, las compañías estadounidenses de combustibles fósiles reciben unos 700.000 millones de dólares en subsidios anuales, si se consideran las exenciones fiscales federales y la subestimación de los costos ambientales derivados de su actividad.
A pesar de los crecientes acuerdos climáticos que buscan promover las energías limpias, la producción de petróleo en Estados Unidos sigue alcanzando niveles históricos. En 2023, el promedio de producción fue de más de 12,9 millones de barriles diarios, superando el récord anterior de 12,3 millones de barriles establecido en 2019, según datos de la Administración de Información Energética. Mientras tanto, Trump aprovecha sus discursos públicos dirigidos a su nuevo aliado, el rebelde de los Kennedy, para tranquilizar a la opinión pública: “Alemania intentó volcarse a lo verde y casi destruyen su país. Tenían molinos y el viento dejó de soplar un par de semanas; eso casi fue el fin de Alemania. Lo único que tienes que hacer por mí, Bobby, es dejar en paz lo que está debajo de mis pies. Vamos a ganar muchísimo dinero y todo va a estar limpio”, afirmó en otra entrevista durante la campaña.
Ligera caída de los carburantes
Los precios de los carburantes en España registraron una leve disminución en la última semana, rompiendo así con tres semanas consecutivas de subidas. Según el Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE) publicado este jueves, el precio de la gasolina descendió un 0,2%, mientras que el del gasóleo disminuyó un 0,07%. Con esta ligera baja, ambos carburantes siguen siendo más económicos que hace un año. En cifras concretas, el precio medio de la gasolina se situó en 1,504 euros por litro, mientras que el gasóleo alcanzó los 1,391 euros, de acuerdo con datos de 11.400 estaciones de servicio en España entre el 29 de octubre y el 4 de noviembre. Este retroceso frena la serie de aumentos iniciada el 14 de octubre.
A nivel interanual, los precios muestran una notable reducción en comparación con hace un año. La gasolina es un 8,6% más barata y el gasóleo un 15,2% menos costoso. Comparando con el inicio de 2024, la tendencia sigue siendo positiva: desde enero, el precio de la gasolina ha caído un 2% y el del gasóleo un 6,9%.
Sin embargo, en el corto plazo, los precios se mantienen por encima de los niveles de hace un mes. Actualmente, la gasolina es un 1,5% más cara que en la primera semana de octubre, y el gasóleo ha subido un 2,1% en ese mismo periodo. Pese a estas oscilaciones, los precios en España permanecen por debajo de la media europea, donde la gasolina se cotiza a 1,633 euros por litro y el gasóleo a 1,526 euros.