Las empresas colocan deuda híbrida
Tras las elecciones en Estados Unidos y con la expectativa de una continuidad en la rebaja de los tipos de interés, los emisores están aprovechando las favorables condiciones del mercado para acelerar la refinanciación de instrumentos de deuda con opción de amortización anticipada en los próximos 12 meses. El lunes fue Abertis, y ayer le siguió Iberdrola, que emitió 800 millones de euros en deuda híbrida verde. Estos bonos tendrán un cupón anual del 4,25%, inferior al 4,87% de la emisión realizada en enero, lo que representa la colocación de híbridos más económica de Iberdrola en tres años. La operación fue gestionada por un consorcio de bancos, entre los que se incluyen BNP Paribas, Bank of America, Commerzbank, HSBC, JP Morgan, Natixis, Banco Santander, Sumitomo Mitsui Banking y Unicredit.
En solo dos días, Abertis e Iberdrola han colocado 1.550 millones de euros en deuda híbrida, fondos que se destinarán a refinanciar parte de este tipo de deuda en sus balances. Con estas operaciones, el mercado español ya acumula cuatro emisiones de híbridos este año, sumando 3.350 millones de euros emitidos por Telefónica, Iberdrola y Abertis. Sin embargo, este volumen aún queda lejos del registrado en la era de tipos cero: solo en los primeros meses de 2020 y 2021 las emisiones de híbridos por parte de emisores españoles ascendieron a 4.350 y 6.250 millones, respectivamente.
A diferencia de los años de tipos cero, cuando los emisores aceleraban la venta de híbridos para reforzar sus calificaciones crediticias –ya que estas emisiones se contabilizan parcialmente como capital para las agencias de rating–, las operaciones recientes se centran en refinanciar títulos con ventanas de amortización cercanas. Según el director de mercado de capitales en Société Générale, todas las emisiones de este tipo en el mercado español han buscado mantener el stock de híbridos comprometido en la estructura financiera, evitando así una rebaja de calificación y beneficiándose de la disminución de los tipos para reducir la carga financiera.
A la necesidad de refinanciación se suma el fuerte apetito de los inversores por activos españoles. A lo largo del año, las emisiones tanto públicas como privadas han registrado sobresuscripciones, y los híbridos de esta semana no han sido la excepción. Iberdrola recibió una demanda de más de 1.850 millones de euros, mientras que las órdenes de compra de Abertis superaron los 2.600 millones. “El interés por este tipo de deuda sigue siendo sólido porque ofrecen un cupón atractivo en un formato que, aunque más complejo, se asemeja a la deuda sénior”, destaca. Los bonos híbridos son instrumentos subordinados, generalmente perpetuos o con vencimientos a muy largo plazo, en los que el emisor puede optar por una amortización anticipada en fechas específicas.
Aunque el volumen de deuda híbrida actual es inferior al de los años de la pandemia, cuando el BCE adquiría deuda y los tipos de interés se mantenían en mínimos históricos, subraya que este mercado ha permanecido activo incluso en épocas de tipos altos. Según el experto, la normalización de las curvas de deuda y el repunte de las fusiones y adquisiciones impulsarán nuevas emisiones. Si bien las rentabilidades de la deuda a corto plazo han comenzado a alejarse de los máximos recientes, aún superan o igualan a las de los vencimientos más largos, aunque Société Générale espera que esta tendencia se revierta en los próximos trimestres. Pese a contar con amplios colchones de liquidez, las empresas colocaron más de 9.000 millones de euros en el primer semestre del año, el mayor volumen desde la segunda mitad de 2021.
Fitch también prevé que las condiciones favorables del mercado y los vencimientos cercanos estimularán las emisiones de híbridos en los próximos dos años. Según sus estimaciones, el 90% de la deuda híbrida europea tiene ventanas de amortización anticipada en ese periodo: 24.500 millones en 2025 y 32.300 millones en 2026. En cuanto al mercado en euros, Fitch calcula que este año se emitieron 15.000 millones en deuda híbrida, más de la mitad procedente de empresas de utilities, seguidas por los sectores de telecomunicaciones, petróleo y gas.