La relación entre EE UU y China

Thomas Mucha debería haber estado en Madrid este lunes, pero en lugar de eso, nos habla desde una habitación en Londres a través de videollamada. Voló hasta la capital británica desde Boston, donde trabaja como estratega geopolítico en Wellington Management. Sin embargo, las malas condiciones meteorológicas y las cancelaciones de vuelos le impidieron continuar su trayecto hacia la capital española. Su siguiente destino era Múnich, donde hablaría con clientes de la firma de inversión sobre los riesgos geopolíticos que podrían afectar a los mercados, los mismos temas que aborda en esta entrevista con CincoDías.

Pregunta: La situación en Gaza parece estar más crítica que nunca, y las tensiones entre Israel e Irán siguen en aumento. Sin embargo, esto no ha provocado el incremento en los precios del petróleo como solía ocurrir en el pasado. ¿Están los inversores subestimando el impacto de la geopolítica?

Respuesta: En Oriente Medio, existen varios canales de escalada del conflicto que podrían, eventualmente, repercutir en los mercados. Esto incluye el impacto en los precios de las materias primas, la energía y, en consecuencia, la inflación, lo que podría afectar a las políticas de los bancos centrales. Por ejemplo, los ataques en el Mar Rojo están provocando desvíos que podrían prolongarse mientras dure la crisis de Gaza, lo que genera costes adicionales, retrasos y mayor presión inflacionaria sobre el comercio global. Aún tenemos factores como Hezbolá, Hamás y milicias chiíes respaldadas por Irán en Irak y Siria, además de las tensiones actuales entre Israel e Irán. Mientras la guerra en Gaza continúe, existe la posibilidad de una escalada con repercusiones en los mercados.

Lo que es aún más relevante, es cómo estos conflictos, junto con otros como el de Ucrania o una potencial crisis en el Indo-Pacífico con Taiwán, están influyendo en las decisiones de los responsables políticos. Si consideramos todas estas crisis en conjunto, vemos un cambio en los fundamentos de la globalización, con los gobiernos priorizando la seguridad nacional a menudo por encima de la eficiencia económica. Este cambio es crucial desde una perspectiva de inversión.

P: ¿Cuál cree que es el mayor desafío geopolítico actualmente?

R: La relación entre Estados Unidos y China. Son las dos mayores economías y potencias militares del mundo, y esa relación será el eje central de la geopolítica no solo en este año, sino durante los próximos 5, 10 o 20 años. La gran incógnita es si podrán coexistir pacíficamente. Si lo logran, el mercado tomará un rumbo; si no, el panorama será completamente distinto.

P: Usted menciona frecuentemente la desglobalización. ¿Es un riesgo real?

R: Dado que los políticos ahora priorizan la seguridad nacional, harán todo lo necesario para evitar futuras escaseces como las que vivimos durante la pandemia. La covid-19 mostró los peligros de la dependencia excesiva en la globalización. Ahora muchos gobiernos entienden que ciertas industrias estratégicas deben estar ubicadas en lugares geopolíticamente más seguros. Esto aplica a sectores como los semiconductores, las energías renovables, la biotecnología y las tecnologías espaciales. También China busca reducir su dependencia de Occidente en estos sectores estratégicos. No se trata de una desglobalización completa, pero sí de un desacoplamiento en áreas clave, y esta tendencia seguirá en aumento.

P: En cuanto a Ucrania, ¿cree que los riesgos ya están completamente descontados?

R: Aunque los riesgos de una escalada son bajos, no son inexistentes. Es posible que haya grandes ataques rusos a civiles o infraestructura civil más allá de las fronteras de Ucrania, lo que podría implicar la participación de la OTAN, aunque no considero que ese sea el escenario más probable. Creo que la guerra seguirá contenida y se prolongará. Sin embargo, el impacto más duradero será el cambio en las políticas de los gobiernos, que ahora dan prioridad a la seguridad nacional. Esto se refleja en el aumento del gasto en defensa en toda Europa, especialmente en Alemania, así como en la expansión de la OTAN con la adhesión de Finlandia y Suecia. Estos efectos perdurarán más allá del conflicto en Ucrania.

P: Las elecciones de noviembre en EE.UU. están en el radar de todos. ¿Qué impacto tendría una victoria de Trump o Harris en los mercados?

R: Las elecciones están muy ajustadas, y predecir un ganador es como jugar a la lotería. Sin embargo, para los mercados es crucial observar quién controla el Congreso. No solo importa la carrera presidencial; si se forma un gobierno dividido, como una presidencia de Harris con un Congreso controlado por los republicanos, las políticas se verán limitadas. Esto es importante, ya que un gobierno dividido significa que las promesas de campaña son más difíciles de implementar. Sin embargo, en el caso de Trump, los aranceles comerciales serían una excepción, ya que puede imponerlos sin necesidad de pasar por el Congreso, lo que haría que una presidencia de Trump fuese más perjudicial para los mercados si mantiene su enfoque proteccionista hacia China, Europa y otras regiones.

P: Se ha comentado que si Trump gana, el sector de la defensa podría ser uno de los ganadores.

R: Creo que el aumento del gasto en defensa es un fenómeno que va más allá de quién gane en noviembre. Desde la invasión de Ucrania, los países han incrementado sus presupuestos militares significativamente. Esto no solo se debe a la competencia entre las grandes potencias, sino también a la necesidad de reponer los arsenales que se han agotado en el conflicto. Esta tendencia continuará generando oportunidades de inversión. Además, la innovación en defensa es crucial: las doctrinas militares están evolucionando hacia un enfoque más tecnológico. Ya no se trata solo de armas y aviones, sino de las tecnologías asociadas a las aplicaciones militares modernas.

P: El acceso a los semiconductores parece ser un tema prioritario para demócratas y republicanos. Biden ya ha impuesto restricciones a las exportaciones a China.

R: La competencia con China es un tema bipartidista en EE.UU. Los semiconductores son un sector estratégico tanto para los demócratas como para los republicanos. De hecho, creo que se aprobará una segunda ley de chips en la próxima administración, ya sea bajo Harris o Trump, porque los semiconductores son cruciales no solo para la defensa, sino también para el crecimiento económico.

P: El sector del coche eléctrico también parece ser un punto de fricción entre Occidente y China.

R: El coche eléctrico está adquiriendo cada vez más relevancia estratégica, tanto por motivos de seguridad nacional como por políticas internas. A medida que la competencia con China se intensifique, veremos más protección y promoción de diversas industrias estratégicas, incluyendo los vehículos eléctricos.

P: ¿Qué lugar ocupa el cambio climático en las decisiones de los inversores?

R: Desde mi perspectiva, el cambio climático es, en gran medida, un tema de seguridad nacional. Las sociedades están adoptando medidas para ser más resilientes ante fenómenos climáticos como temperaturas extremas, tormentas e inundaciones, y esto se traduce en oportunidades de inversión a largo plazo. Además, la descarbonización y el impulso de la energía verde son cada vez más prioritarios para los gobiernos, lo que convierte estos temas en áreas de inversión clave.

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