Brecha entre Wall Street y la Bolsa europea, agravada

2024: El auge de la Bolsa estadounidenseEl 2024 está marcándose como un año histórico para la Bolsa de Estados Unidos. En lo que va de ejercicio, el S&P 500 acumula un avance cercano al 28%, revalidando récords a un ritmo de más de uno por semana, con un total de 55 máximos alcanzados. En contraste, la Bolsa europea muestra un desempeño más modesto: el Stoxx 600 ha subido un 8% en el mismo periodo, mientras que el Ibex 35 registra un incremento del 17%.

El impulso de las grandes tecnológicas, sumado al entusiasmo del mercado por la inteligencia artificial, ha superado con creces todas las expectativas. Este fervor, combinado con el giro en la política de los bancos centrales —incluyendo los primeros recortes de tipos de interés— y el impacto positivo de la reelección de Donald Trump, ha ampliado la brecha entre los mercados de EE.UU. y Europa, situándola en máximos históricos.

A falta de un par de semanas de negociación, 2024 iguala ya el diferencial registrado en 2020, cuando el S&P 500 superó al Stoxx 600 por 20,3 puntos porcentuales. Además, está cerca de los niveles de 1995, un año en el que el índice estadounidense se disparó un 34,1%, frente al 11,2% del europeo. Cabe mencionar, no obstante, que estos cálculos no contemplan el efecto de las fluctuaciones en el tipo de cambio.

Desde el año 2000, el índice bursátil europeo solo ha superado al S&P 500 en ocho ejercicios. Este año, la Bolsa estadounidense se ha consolidado como el activo estrella, incluso desafiando las estimaciones de los gestores de hace un año. En aquel momento, se preveía un comportamiento más moderado debido a la desaceleración económica y a un posible descenso en los beneficios empresariales, tras un avance del 24,3% en 2023.

Analistas de Citi destacan que “la brecha entre el posicionamiento neto en los mercados estadounidense y europeo sigue ampliándose, algo visible tanto en los mercados de futuros como en los de ETF (fondos cotizados)”. Esta tendencia ha llevado incluso a que los inversores bajistas capitulen en su apuesta contra el S&P 500, mientras se han observado grandes flujos hacia posiciones largas en las últimas semanas.

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Trump 2.0 intensifica la brecha entre Wall Street y Europa

La reciente victoria electoral de Donald Trump ha exacerbado la divergencia entre los mercados de EE.UU. y Europa, esta última afectada por serias incertidumbres políticas en sus principales economías. Desde MacroYield señalan que “la victoria de Trump ha acentuado las diferencias, con entradas significativas de fondos y un optimismo sostenido hacia la renta variable estadounidense, en marcado contraste con el resto del mundo. Este sentimiento positivo podría prolongarse con los primeros pasos de Trump 2.0, mientras Europa podría tocar fondo en los próximos meses, apoyada en valoraciones históricamente bajas y en una posible moderación de la euforia en el sector tecnológico”.

Desde Barclays también subrayan que “es difícil prever el fin del excepcionalismo estadounidense en el corto plazo”, y anticipan que esta tendencia podría extenderse hasta 2025. Según sus analistas, las expectativas generadas por las políticas de Trump, sumadas a la fortaleza macroeconómica, “han revitalizado el espíritu animal del mercado estadounidense”, en claro contraste con una Europa lastrada por el estancamiento del crecimiento, las tensiones comerciales y la inestabilidad política, especialmente en Francia.

La reelección de Trump ha sido un catalizador clave para ensanchar el diferencial entre Wall Street y los mercados europeos. Desde los días previos a las elecciones, el S&P 500 ha repuntado un 6%, frente al 1,7% del Stoxx 600. Goldman Sachs destaca que “los mercados han valorado positivamente tanto el crecimiento de EE.UU. como el fortalecimiento del dólar, lo que ha impulsado la renta variable estadounidense y ampliado la brecha con Europa”. Además, recomiendan que los inversores mantengan una exposición alcista en EE.UU., diversificando al mismo tiempo mediante opciones que limiten riesgos importantes, como el impacto de la política arancelaria de Trump. Según MacroYield, en noviembre el diferencial entre el S&P 500 y el Euro Stoxx alcanzó los seis puntos porcentuales.

Con la vista puesta en 2025, varias firmas anticipan que la renta variable estadounidense seguirá liderando. Pictet, por ejemplo, sugiere “monitorear el ciclo de auge y caída”, y considera prudente reasignar gradualmente de acciones a bonos si el S&P 500 supera una relación precio/beneficio de 25 veces a 12 meses o si la rentabilidad de la deuda ligada a la inflación de EE.UU. supera el 2,5%. Por su parte, Lombard Odier proyecta que, a pesar de las elevadas valoraciones actuales, 2025 será otro año positivo para la renta variable estadounidense, mientras permanecen escépticos sobre el potencial de las acciones europeas.

Sin embargo, un análisis de Ned Davis Research ofrece un matiz histórico: desde 1928, los años posteriores a uno en que el S&P 500 registra más de 50 máximos tienden a ser menos favorables, con una caída media del 6%. “Es posible que la inteligencia artificial impulse otra ola de productividad y ganancias que mantenga bajo control la inflación y las decisiones de la Reserva Federal”, señalan. “Pero la historia sugiere que ese escenario es más la excepción que la regla”, concluyen.

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Capafons & Cia. S.L.