Brecha entre Wall Street y la Bolsa europea, agravada
Trump 2.0 intensifica la brecha entre Wall Street y Europa
La reciente victoria electoral de Donald Trump ha exacerbado la divergencia entre los mercados de EE.UU. y Europa, esta última afectada por serias incertidumbres políticas en sus principales economías. Desde MacroYield señalan que “la victoria de Trump ha acentuado las diferencias, con entradas significativas de fondos y un optimismo sostenido hacia la renta variable estadounidense, en marcado contraste con el resto del mundo. Este sentimiento positivo podría prolongarse con los primeros pasos de Trump 2.0, mientras Europa podría tocar fondo en los próximos meses, apoyada en valoraciones históricamente bajas y en una posible moderación de la euforia en el sector tecnológico”.
Desde Barclays también subrayan que “es difícil prever el fin del excepcionalismo estadounidense en el corto plazo”, y anticipan que esta tendencia podría extenderse hasta 2025. Según sus analistas, las expectativas generadas por las políticas de Trump, sumadas a la fortaleza macroeconómica, “han revitalizado el espíritu animal del mercado estadounidense”, en claro contraste con una Europa lastrada por el estancamiento del crecimiento, las tensiones comerciales y la inestabilidad política, especialmente en Francia.
La reelección de Trump ha sido un catalizador clave para ensanchar el diferencial entre Wall Street y los mercados europeos. Desde los días previos a las elecciones, el S&P 500 ha repuntado un 6%, frente al 1,7% del Stoxx 600. Goldman Sachs destaca que “los mercados han valorado positivamente tanto el crecimiento de EE.UU. como el fortalecimiento del dólar, lo que ha impulsado la renta variable estadounidense y ampliado la brecha con Europa”. Además, recomiendan que los inversores mantengan una exposición alcista en EE.UU., diversificando al mismo tiempo mediante opciones que limiten riesgos importantes, como el impacto de la política arancelaria de Trump. Según MacroYield, en noviembre el diferencial entre el S&P 500 y el Euro Stoxx alcanzó los seis puntos porcentuales.
Con la vista puesta en 2025, varias firmas anticipan que la renta variable estadounidense seguirá liderando. Pictet, por ejemplo, sugiere “monitorear el ciclo de auge y caída”, y considera prudente reasignar gradualmente de acciones a bonos si el S&P 500 supera una relación precio/beneficio de 25 veces a 12 meses o si la rentabilidad de la deuda ligada a la inflación de EE.UU. supera el 2,5%. Por su parte, Lombard Odier proyecta que, a pesar de las elevadas valoraciones actuales, 2025 será otro año positivo para la renta variable estadounidense, mientras permanecen escépticos sobre el potencial de las acciones europeas.
Sin embargo, un análisis de Ned Davis Research ofrece un matiz histórico: desde 1928, los años posteriores a uno en que el S&P 500 registra más de 50 máximos tienden a ser menos favorables, con una caída media del 6%. “Es posible que la inteligencia artificial impulse otra ola de productividad y ganancias que mantenga bajo control la inflación y las decisiones de la Reserva Federal”, señalan. “Pero la historia sugiere que ese escenario es más la excepción que la regla”, concluyen.