El pulso de los BRICS

El próximo presidente de Estados Unidos ha perdido poco tiempo en activar medidas proteccionistas para cumplir su promesa de reconfigurar el comercio mundial. Donald Trump ha anunciado que, desde el primer día de su mandato, impondrá aranceles a las importaciones provenientes de México, Canadá y China, además de amenazar con gravámenes del 100% a las principales economías emergentes si estas evitan el uso del dólar en el comercio internacional o reducen sus reservas en deuda estadounidense. Este enfoque desafía la hegemonía del dólar, aunque los expertos consideran improbable un reemplazo inmediato, señalando que la transición hacia una nueva moneda dominante podría tomar décadas.

La guerra entre Rusia y Ucrania intensificó estas dinámicas globales. La expulsión de bancos rusos del sistema SWIFT y la congelación de los activos del banco central ruso en EE. UU. y la eurozona representaron un punto de inflexión. Estas acciones llevaron a que las economías emergentes consideraran alternativas para gestionar sus reservas internacionales, muchas de las cuales se invierten tradicionalmente en deuda estadounidense. Según Francisco Blanch, de Bank of America, esto ha impulsado un renovado interés por el oro como refugio financiero, dado que incluso los activos más seguros, como los bonos del Tesoro estadounidense, demostraron ser vulnerables a sanciones políticas.

En paralelo, el bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) avanza en el desarrollo de un sistema de pagos internacional independiente de SWIFT. Aunque esta iniciativa enfrenta desafíos —incluida la falta de apoyo de países clave como Arabia Saudí— ha ganado tracción con la adhesión de naciones como Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos. El presidente ruso, Vladímir Putin, destacó que “no combatimos el dólar, pero si no podemos usarlo, debemos buscar alternativas”.

En contraste, Trump ha advertido contra cualquier intento de los BRICS de reemplazar al dólar, amenazando con fuertes sanciones arancelarias y restringiendo el acceso al mercado estadounidense. En un mensaje reciente en X, enfatizó: “Exigimos que los países BRICS renuncien a cualquier nueva moneda que busque competir con el dólar, o enfrentarán severas consecuencias económicas”.

Los analistas de UBS reconocen que, aunque la desdolarización ha ganado cierto impulso tras las sanciones contra Rusia, el dólar mantiene su papel dominante como moneda de reserva global y en las transacciones internacionales, con una cuota del 90% en el comercio mundial y un 59,4% de las reservas globales. Históricamente, los cambios en la moneda dominante son lentos; la libra esterlina perdió su estatus global a favor del dólar entre 1945 y finales de los años setenta.

Por su parte, el economista Ignacio de la Torre subraya que la alta liquidez y la profundidad del mercado financiero estadounidense dificultan la sustitución del dólar. Asimismo, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado que el euro, aunque sigue siendo la segunda moneda de reserva con un 25% de las reservas globales, enfrenta desafíos estructurales. Lagarde abogó por una mayor integración económica y mejoras en los sistemas de pagos para fortalecer la posición internacional del euro, cuyo atractivo ha disminuido frente al dólar.

En el mercado de divisas, el dólar sigue fortaleciéndose, mientras el euro ha retrocedido un 3,7% desde la victoria de Trump, cotizándose a 1,05 dólares este lunes. Pese a las tensiones y los intentos de diversificación, el dominio del dólar en la economía global permanece firme.

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