El BCE señala que “los cambios rápidos en el ánimo de los inversores ante shocks negativos pueden desencadenar importantes salidas de fondos, lo que obliga a realizar ventas masivas de activos”. Esto podría ejercer una presión considerable sobre los precios, generando pérdidas para los fondos de inversión y otros participantes del mercado. Este efecto, combinado con un aumento en la volatilidad y las preocupaciones de gestión de riesgos, podría agravar las salidas de fondos, provocar espirales de venta forzada y aumentar el riesgo de correcciones desordenadas. Según el organismo, cualquier análisis sobre la estabilidad financiera de los fondos de inversión debe considerar tanto la liquidez de los activos que poseen como su proporción dentro del vehículo.
En el caso de los fondos de inversión en la zona euro, el BCE destaca que los bonos de deuda corporativa tienen un peso “sustancialmente mayor” en comparación con los bonos soberanos, los cuales son más líquidos. Esta composición eleva la vulnerabilidad del segmento de bonos corporativos a perturbaciones en el mercado. “La elevada participación de los fondos de inversión en este mercado aumenta su sensibilidad a shocks”, advierte el informe.
Ante este panorama, el BCE propone reforzar la regulación de los fondos que invierten en activos menos líquidos, como los bonos corporativos. Entre las medidas sugeridas, se incluye la posibilidad de ampliar los períodos de notificación para gestionar la liquidez de estos vehículos. Sin embargo, señala que los gestores individuales pueden mostrarse reticentes a aplicar estas herramientas debido a preocupaciones sobre el impacto reputacional y el estigma asociado. Por ello, el BCE aboga por establecer períodos mínimos de notificación de forma anticipada, alineados con el perfil de liquidez de los activos bajo gestión, tanto en condiciones normales como en escenarios de estrés.
En los últimos años, el BCE ha monitoreado de cerca la liquidez de los fondos de inversión y emitido alertas sobre ciertos vehículos. En 2023, advirtió que la corrección en el sector inmobiliario podría poner a prueba la resiliencia de los fondos con exposición al mercado inmobiliario comercial, tras las tensiones observadas en Estados Unidos y Suiza.