El apetito constante hacia el oro
El año 2024 fue excepcional para los activos de riesgo y el oro, el refugio por excelencia, que registró un rally de casi el 30% hasta alcanzar máximos históricos. Este incremento se debió, en parte, al apetito de los inversores por diversificar carteras y aprovechar el entorno de tipos de interés a la baja, que aumenta el atractivo del metal precioso frente a bonos y otros activos con menor rentabilidad. Sin embargo, el principal motor del alza del oro fue la creciente demanda de los bancos centrales, que han intensificado sus compras para diversificar sus reservas, marcando una tendencia estructural que promete mantenerse en 2025.
Goldman Sachs y Citi prevén que el precio del oro alcance los 3.000 dólares por onza este año, aunque advierten que esta proyección está sujeta a la incertidumbre que caracteriza el inicio del ejercicio. Cuanta más inestabilidad global, mayor será el atractivo del oro como refugio. Según Amundi, la mayor gestora de fondos de la eurozona, el oro no solo aporta estabilidad a las carteras, sino que también sirve como cobertura frente a sorpresas inflacionarias en Estados Unidos. Por su parte, Santander Asset Management destaca su utilidad frente a riesgos geopolíticos.
Contexto geopolítico y económico
Los conflictos en Ucrania y Gaza, junto con las sanciones impuestas a Rusia que congelaron sus reservas en dólares, han llevado a muchos bancos centrales, especialmente en mercados emergentes, a reducir su exposición al dólar en favor del oro. Desde BlackRock señalan que esta tendencia responde a un intento de mitigar riesgos geopolíticos y garantizar mayor independencia frente a posibles sanciones internacionales. En este contexto, el Banco Popular de China, con apenas un 7% de sus reservas en oro frente al 70% de países como EE.UU. o Alemania, tiene un margen considerable para incrementar sus adquisiciones, consolidándose como un actor clave en el mercado del oro.
En Julius Baer consideran que las compras de los bancos centrales seguirán siendo la principal fuerza estructural detrás del mercado del oro, especialmente por la baja proporción del metal en las reservas de los países emergentes en comparación con los desarrollados. Goldman Sachs comparte esta visión, estimando que las persistentes compras oficiales mantendrán el precio del oro en torno a los 3.000 dólares a finales de 2025, a menos que la Reserva Federal reduzca los tipos de interés en menor medida de lo esperado.
Impacto de las políticas de Trump
La llegada de Donald Trump al poder podría añadir volatilidad a los mercados, influyendo directamente en el precio del oro. Según Citi, históricamente, el metal precioso ha registrado caídas a corto plazo tras las elecciones presidenciales en EE.UU., como ocurrió en noviembre de 2024 con la fortaleza del dólar tras la victoria de Trump. Sin embargo, en escenarios de estanflación —con aumento de inflación y deterioro del mercado laboral debido a políticas proteccionistas— el precio del oro podría superar los 3.000 dólares, aunque Citi estima solo un 20% de probabilidad para este caso.
Por otro lado, si la economía estadounidense muestra resiliencia y la inflación se mantiene controlada, el precio del oro podría retroceder a los 2.500 dólares por onza. No obstante, el potencial inflacionista de las políticas de gasto e inmigración de Trump, combinado con las persistentes compras de los bancos centrales, sostendrán el atractivo del oro como una opción estratégica para inversores globales.