China aumenta los estímulos

La economía china atraviesa un panorama complejo, marcado por el colapso del auge inmobiliario y un crecimiento debilitado. En los últimos años, varios sectores han experimentado un notable retroceso, especialmente el inmobiliario, lo que ha llevado a algunos analistas a considerar a China como un “caso perdido”. Asimismo, muchos la ven cada vez menos atractiva para la inversión debido a las crecientes tensiones geopolíticas y la desaceleración de la economía global.

El clima económico actual

El sector inmobiliario, uno de los motores del crecimiento en China, ha sufrido una caída del 75% en el número de nuevas construcciones residenciales desde su punto máximo en 2021, acompañado de una ligera reducción en los precios de las viviendas. Muchas constructoras enfrentan problemas de endeudamiento, lo que ha paralizado numerosos proyectos. Además, la producción de acero y cemento ha disminuido alrededor de un 10% en comparación con el año anterior, mientras que los precios de las propiedades continúan su tendencia descendente, cada vez más pronunciada.

En este contexto, las valoraciones de las acciones chinas han caído a niveles bajos frente a otras grandes economías, lo que ha generado inquietud entre los inversores globales. Las preocupaciones sobre el debilitamiento económico mundial y las tensiones geopolíticas persistentes complican aún más el panorama de inversión en China.

Sin embargo, no todo es tan sombrío. Aunque el volumen de construcción ha disminuido, la relación entre los precios de las viviendas y los ingresos ha mejorado respecto a hace una década. El precio promedio por metro cuadrado en un índice que mide 50 ciudades es de unos 2.600 euros, mientras que en Shanghái alcanza los 4.900 euros, lo que refleja una situación de mercado bajo presión, pero sin indicios claros de una burbuja.

Señales de recuperación

China ha estado reduciendo sus tasas de interés, y los datos recientes muestran señales de recuperación. Las exportaciones e importaciones están repuntando, y el país ha consolidado su liderazgo en la producción de vehículos eléctricos, exportando casi 500.000 unidades al mes. Además, el consumo de electricidad ha aumentado en torno al 7% anual, desafiando la narrativa de una economía débil.

Los cambios recientes en la política monetaria de EE.UU., como la reducción de tasas por parte de la Fed, han fortalecido el yuan, lo que abre la puerta a más recortes de tasas en China, permitiendo al gobierno estimular la economía sin depreciar su moneda.

Nuevas medidas de estímulo

Para hacer frente a los desafíos, el gobierno chino y el Banco Popular de China han adoptado diversas medidas para reactivar la economía y restaurar la confianza. Entre ellas, destaca la reducción del coeficiente de reservas obligatorias en 0,5 puntos porcentuales, lo que inyectará alrededor de 1 billón de yuanes (unos 141.820 millones de dólares) en los mercados financieros. Además, se ha reducido la tasa de interés de los “reverse repo” a siete días, del 1,7% al 1,5%.

En el ámbito inmobiliario, se han anunciado medidas como el ajuste de las tasas hipotecarias de los préstamos ya existentes para alinearlas con las de los nuevos préstamos, beneficiando a unos 50 millones de hogares. También se ha creado un fondo de refinanciación de 300.000 millones de yuanes para adquirir propiedades comerciales destinadas a vivienda asequible, y el pago inicial mínimo para la compra de segundas viviendas se ha reducido del 25% al 15%.

En cuanto al fortalecimiento del mercado de capitales, se han lanzado dos fondos que suman 800.000 millones de yuanes para apoyar el mercado bursátil, y el gobierno podría emitir hasta 2 billones de yuanes en bonos para impulsar el gasto de los gobiernos locales.

Sentimiento inversor y reacciones del mercado

Algunos inversores destacados, como un gestor de fondos de cobertura, han expresado optimismo sobre invertir en China, señalando que las condiciones actuales podrían ofrecer oportunidades. No obstante, muchos expertos advierten que las medidas implementadas hasta ahora podrían ser insuficientes sin un mayor apoyo fiscal.

No es la primera vez que China enfrenta una crisis inmobiliaria. Ya en 2014-2015, el gobierno aplicó medidas similares que frenaron la caída y provocaron un repunte significativo en los precios de las propiedades entre 2016 y 2018.

El mercado bursátil ha reaccionado positivamente, registrando su rebote más significativo a corto plazo en años. Sin embargo, se necesitará tiempo para que estas ganancias se consoliden, y los inversores deberán seguir de cerca el impacto de las políticas gubernamentales en los precios de las propiedades y la evolución económica general.

Implicaciones globales

El futuro económico de China es crucial no solo para su propio mercado, sino también para la economía global. Como la segunda economía más grande del mundo, cualquier variación en su crecimiento puede tener repercusiones de gran alcance, afectando los precios de las materias primas y las dinámicas del comercio mundial.

Si seguimos los patrones de ciclos anteriores, China podría estar transitando un camino similar al de 2014-2015, lo que sugiere que para 2025-2026 el panorama económico podría ser más favorable tanto para el país como para la valoración de sus activos.

Conclusión

A pesar de los desafíos significativos que enfrenta China, las recientes medidas de estímulo y las señales de recuperación sugieren que podrían surgir nuevas oportunidades en el horizonte. Los inversores deberán avanzar con cautela, equilibrando el optimismo con prudencia, mientras navegan por un entorno económico complejo. Los próximos meses serán clave para determinar si China logrará, una vez más, revertir su situación económica.

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Capafons & Cia. S.L.