Bases económicas 2025
Después de casi tres años de continuas derrotas durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill escribió, tras la victoria británica en la batalla de El Alamein en otoño de 1942: “Esto no es el fin; tampoco es el principio del fin; pero probablemente, sí es el fin del principio”. Algo similar podría decirse de este 2024, que se acerca a su fin y deja sentadas las bases para el 2025 financiero. En este contexto, dos áreas clave destacan por su relevancia.
Cambio de paradigma: de la inflación a la política fiscal
Una característica destacada de 2024 ha sido el desplazamiento de la inflación como variable macroeconómica central hacia los indicadores de actividad y crecimiento. Aunque la inflación sigue siendo relevante—y podría recuperar protagonismo, especialmente en EE.UU.—, existe consenso en que los precios están razonablemente controlados, al menos por ahora, tanto en América como en Europa.
Este cambio ha dado lugar a una transición en el eje de la política económica: de la monetaria a la fiscal. Si bien los bancos centrales mantienen su importancia, parece claro que los gobiernos, a través de su gestión de ingresos y gastos, asumirán un papel más protagónico. Este fenómeno es evidente en EE. UU., donde las políticas fiscales prometen ser el principal motor económico, aunque en Europa la situación es más compleja debido a las disparidades entre países.
El caso de Estados Unidos: el impacto de Trump y el desafío del déficit
La victoria de Donald Trump en las elecciones ha acelerado este viraje hacia la política fiscal. Aunque Trump no asumirá la presidencia hasta el 20 de enero, los mercados ya descuentan las medidas que, presumiblemente, implementará. Estas políticas podrían llevar a EE.UU., si no a un mayor déficit—suponiendo que el plan de ahorro liderado por Elon Musk sea efectivo—, al menos a su estabilización. Sin embargo, en un entorno de bajo crecimiento nominal, la deuda pública podría incrementarse.
Un escenario más preocupante surgiría si el crecimiento económico se acelera por el aumento del consumo, impulsado por recortes fiscales, y las políticas arancelarias ejercen presión sobre los precios. En tal caso, la Reserva Federal podría mostrarse reticente a bajar los tipos de interés, elevando el costo de la deuda. Aunque este no es el escenario base para 2025, las rentabilidades de la deuda estadounidense ya muestran resistencia a normalizarse tras las elecciones.
Europa: una recuperación desigual
En Europa, la situación es distinta. Mientras España podría cerrar 2024 con un crecimiento superior al 3% y una inflación contenida, el núcleo europeo—Alemania y Francia—muestra debilidad en términos de actividad económica.
Alemania, con sólidos márgenes de déficit y deuda, podría permitirse políticas fiscales expansivas, pero su incertidumbre política actual lo dificulta. En Francia, en cambio, los altos niveles de déficit y deuda, sujetos a restricciones europeas, limitan esa posibilidad. Como resultado, es probable que veamos políticas fiscales expansivas en algunos países y contractivas en otros, lo que devolverá el protagonismo al Banco Central Europeo (BCE). Las bajadas de tipos de interés más agresivas que en EE.UU. podrían generar efectos indeseados en el tipo de cambio, pero la política monetaria sigue siendo el “analgésico” común de Europa, siempre que la inflación permanezca bajo control.
Geopolítica: un factor estratégico y táctico
La geopolítica seguirá siendo clave en los mercados durante 2025. Aunque 2024 ha estado repleto de tensiones geopolíticas, estas apenas han generado impactos severos en los mercados globales, salvo episodios puntuales de volatilidad. Sin embargo, la interacción entre economía y estabilidad política puede ser determinante para el desempeño de mercados nacionales específicos.
Un ejemplo claro es Francia, donde los problemas económicos y la desconfianza hacia el gobierno han llevado tanto a la deuda pública como a la Bolsa a cerrar el año con números rojos, siendo el único país relevante en esta situación. En contraste, en países como EE.UU., Alemania y Reino Unido, la Bolsa ha subido incluso cuando los bonos públicos han caído, mientras que en España e Italia ambos tipos de activos han ganado valor.
Conclusión: las claves de 2025
De cara a 2025, el escenario estará dominado por las políticas fiscales de EE.UU., la política monetaria europea y los efectos de las tensiones geopolíticas. En un entorno global tan convulso, estas dinámicas serán cruciales para modelar el panorama económico y financiero del próximo año.